Wednesday, September 29, 2010

La casa del árbol por Mark Carter


Después de que nosotros vivimos en Indiana. Vivimos en Virginia del Oeste. Virginia del Oeste era un estado precioso con mucha naturaleza con mas plantas y mas animales que puedo imaginar. Nos mudamos allá en verano antes de que nuestra escuela empieza.

Nuestra primera casa fue en un pequeño pueblo llamado Buckhannon. Hubo un pequeño colegio allí y yo estaba a punto de empezar mi quinto grado. Nuestra casa era alquilada y el dueño tenía un establo de caballos junto a nosotros.

Tuvimos muchas aventuras allá. Nuestro perro descubrió que tenemos una familia de zorrillos viviendo abajo del establo. El erraba siempre con olor a zorrillo. Y una vez mi padre también.

El dueño de la casa estaba casi siempre enojado conmigo y mi hermano. Se almacenaban lápidas en un garaje detrás de mi casa. Una vez él descubrió a mi hermano y a mi jugando vaqueros en el garaje... disparándonos unos a otros con pistolas de palo. Estaba tan enojado que él nos sacó de los oídos a la casa para hablar con mi madre. Mi madre no se molestó demasiado, pero nos dijeron que nunca más podríamos entrar en el garaje.

En otro momento, decidimos construir una casa de árbol en un árbol de pino enorme que estaba creciendo enfrente de los establos. Hemos trabajado en la casa durante varias semanas con la madera que se apila hasta cerca del establo. Martillando, cortando y atando la madera juntos para hacer nuestra fortaleza increíble. Finalmente, se había construido una de las casas en los árboles más impresionantes que jamás he visto. Otros niños en el barrio vinieron a jugar con nosotros en nuestra fortaleza.

El dueño de la casa finalmente se dio cuenta que le faltaba parte de su madera. Fue entonces cuando descubrió nuestra fortaleza en el árbol de pino. Esta vez, no dijo nada a nosotros. El llamó a nuestra madre y le dijo que nosotros teníamos que desalojar la casa.

Mi madre estaba muy molesta después de la llamada y estaba llorando cuando entramos en la casa.

Ella nunca estaba enojada con nosotros... gracias a Dios. El dueño nos había dado un mes para irnos y ella se centró en eso solamente. Siempre me sentí un poco culpable por ser la causa de que tuvimos que mudarnos, pero mis padres compraron la casa siguiente y ella era mejor que cualquiera que nosotros podríamos imaginar.


Mark Carter
29 de septiembre de 2010

Thursday, September 23, 2010

Reflexiones sobre El milagro en Tent City - Cajas de Cartón



Un Milagro en Tent City


En ese capítulo encontramos que el autor está esperando, esperando, esperando.

Un bebé está viniendo y todos se preparan para el nacimiento de su hermanito Torito. Como algunas familias, los Jiménez se preparaban para sus miembro mas nuevos. Más que ir de compras, Francisco y su hermano fueron al basurero para encontrar cosas para mejorar la carpa y hacer una cuna. Pero para esto es necesario que los chicos esperen para que el encargado se vaya.

También ayudaban mucho a su madre durante el tiempo de su embarazo. ¡Qué responsabilidad! Pero que feliz cuando la fecha ha llegado!

Cuando Torito se enfermó solo tenía dos meses de edad, otra vez Francisco está esperando. Pero es más diferente. Es una crisis. Y cuando las padres no lo trajeron el bebé al hospital hasta que la enfermedad fue crítica, la familia está esperando para un milagro.

Francisco esperaba para una repuesta de sus oraciones.

Sin duda esa experiencia del autor fue muy profunda. Sus recuerdos nos cuentan que Francisco y su familia tenían una fe muy fuerte. Y también que tristeza se siente cuando pensando sobre las familias en este país y en todo el mundo que necesitan esperar para recibir servicios médicos a causa de falta de dinero y seguridad. Necesitamos no solo milagros, también necesitamos acciones! Esperando, esperando, esperando.

Caterine Waltz
22 Septiembre de 2010

Reflexiones sobre El milagro en Tent City - Cajas de Cartón


Tent City no tenía dirección.

La familia se mudaba de lugar en lugar, siempre sin dirección. Hacían su hogar dondequiera que se encuentren, depende en la cosecha.

Es importante recordar que somos muy afortunados. No doy por hecho lo que tengo; el agua pura, la luz, comida fresca, el tiempo libre, la lavadora, las tiendas llenas de comestibles, los restaurantes, y las leyes que (la mayoría del tiempo) nos protegen.

Cuando Torito se enfermó, los padres tuvieron que recurrir a la curandera en lugar de llevarlo al hospital. Finalmente ,cuando lo llevaron al hospital, salió que ni la curandera ni el hospital podrían ayudarlo. Al final Torito se recuperó.

Los padres consideraron la curación, un milagro por su fe en Jesús de Atocha y la Virgen de Guadalupe. Pero lo que más me asombró es la únidad y la dedicación de la familia.

Estas cuatro personas hacían lo mejor que uno puede hacer en cada faceta de sus vidas. Se dedicaban cien porciento a su trabajo en las fincas, a limpiar la carpa, a cocinar para ganar más dinero, a lavar ropa sin agua corriente, a cualquier cosa que tenían que hacer, incluso se arrodillaron para rezar para una curación para Torito.

Tal vez Torito hubiera mejorado sin las oraciones, no sabemos, pero, por el bien del libro, y por esta familia muy humilde, prefiero creer en el milagro.

Escrita por Elena Bernstein
22 septiembre de 2010

Una reflexión sobre El Milagro de Tent City - Cajas de Cartón

Tent City no tenía dirección. La familia se mudaba de lugar en lugar, siempre sin dirección. Hacían su hogar dondequiera que se encuentren, depende en la cosecha.

Es importante recordar que somos muy afortunados. No doy por hecho lo que tengo; el agua pura, la luz, comida fresca, el tiempo libre, la lavadora, las tiendas llenas de comestibles, los restaurantes, y las leyes que (la mayoría del tiempo) nos protegen.

Cuando Torito se enfermó, los padres tuvieron que recurrir a la curandera en lugar de llevarlo al hospital. Finalmente ,cuando lo llevaron al hospital, salió que ni la curandera ni el hospital podrían ayudarlo. Al final Torito se recuperó. Los padres consideraron la curación, un milagro por su fe en Jesús de Atocha y la Virgen de Guadalupe. Pero lo que más me asombró es la únidad y la dedicación de la familia. Estas cuatro personas hacían lo mejor que uno puede hacer en cada faceta de sus vidas. Se dedicaban cien porciento a su trabajo en las fincas, a limpiar la carpa, a cocinar para ganar más dinero, a lavar ropa sin agua corriente, a cualquier cosa que tenían que hacer, incluso se arrodillaron para rezar para una curación para Torito. Tal vez Torito hubiera mejorado sin las oraciones, no sabemos, pero, por el bien del libro, y por esta familia muy humilde, prefiero creer en el milagro.

Escrita por Elena Bernstein
22 Septiembre 2010

Sunday, September 19, 2010

Ensayo basado en Cajas de Cartón por Caterine Waltz


Los primeros capítulos de Cajas de cartón establecieron la escena para contar una historia llena de esperanza.

En el capítulo uno, aprendimos que Francisco Jiménez vivía en pobreza con su familia en un rancho en México. El padre les contó que está planeando mudarse con la familia a los Estados Unidos para buscar una vida mejor.

Francisco y su hermano Roberto están felices porque han oído que en este país las calles están cubiertas con dinero. Y aunque sus padres saben que esto no es verdadero, ellos también esperan que van a encontrar que las cosas son mas fáciles allá.

El viaje a la frontera fue duro y grande. Especialmente para los niños. A Francisco le parecía que iba a durar para siempre. Cuando llegaron a la frontera, encontraron la realidad de la vida nueva – no sería fácil encontrar trabajo. Las calles no estaba llenas con oro.

En el capítulo dos la familia ha estado trabajando pizcando algodón. Francisco está en soledad con su hermanito cuando sus padres y Roberto trabajan en las campos. Francisco espera aprender a pizcar con los otros para ayudar a la familia. Pero al final, no era una buena idea porque no pudo pizcar el algodón porque fue solo un chico pequeño. Y también, él descuidaría al bebé.

Algún pensamiento sobre esta historia - el cuento empieza hace más de sesenta años de hoy, la historia es la misma para mucha gente en el 2010. Les espera, un viaje muy duro, problemas en ese país para encontrar trabajo.

Pero sabemos que Francisco tenía un espíritu fuerte y esperamos que en el futuro para Francisco y su familia tendrán muchas oportunidades.

En el capítulo “de dentro hacia fuera”, seguimos a Francisco a la escuela. Su cuento sobre la transformación de la oruga una criatura viviendo y escondiéndose en un frasco entre una mariposa hermosa y libre es una alegoría de la vida de este chico.
Como las hojas del frasco, la mente del chico es un lugar seguro durante el tiempo de su desarrollo.

El viaje de la criatura es duro y necesita ser más y más fuerte para transformarse. También Francisco encontró problemas – un niño de pobreza, sin habilidad para hablar inglés, y su tamaño pequeño.

Como la oruga que un día gana sus alas, Francisco gana no sólo su habilidad para hablar la lengua - puede ser aceptado de los compañeros. Como la hermosa y los colores de la mariposa, el dibujo es también admirado por los estudiantes. La caja de crayones que le permitió a él para expresar una de muchas cajas en la vida del autor.

Francisco ha roto afuera de su capullo y está feliz de ser libre.

Caterine Waltz
17 Septiembre 2010

Friday, September 17, 2010

Día de la Inscripción



Un año mi familia se mudó a Indiana. Era verano. La casa estaba en el campo. Había una granja detrás de nosotros con una cantidad de ganado Angus y toros que siempre estuvieron dispuestos para perseguir a mi hermano mediano y a mi.

Fue muy divertido para nosotros para subir la cerca y correr mientras los toros nos persiguieron. Estoy seguro que nuestros padres si saben que hicimos esto habríamos estado en un montón de problemas.

En frente de nuestra casa había un vecino, una laguna, y mucho más campos. Fue un verano excelente con una gran cantidad de veces en la exploración de los campos y jugando con los niños de nuestros vecinos. Los dos de nosotros tuvimos muchas aventuras durante este tiempo.

Mi hermano menor era un bebito y siempre con mamá en la casa y mi papá trabajaba demasiadas horas. Durante este verano, mis padres no tenían mucho tiempo para sus dos hijos mayores.

Cuando el verano llegó a su fin era la hora para que fuéramos a la escuela. Yo iba a estar en cuarto grado. Necesitamos ir a la escuela sin nuestros padres este año. Mi mamá no podía manejar y mi papá estaba en su trabajo. Yo tenía mucha ansiedad sobre esto. Nuevo autobús, nuevos estudiantes en nuestro autobús, nueva escuela, necesité inscribir a mi hermano y a mi a un nuevo grado. Uff! Finalmente el día llegó.

Nos esperaba el autobús en la parada en frente de nuestra casa. Parecía que tomó horas para llegar, pero fue probablemente sólo unos minutos. Todos los otros estudiantes conocen a los otros excepto a nosotros. Ellos hablaban mucho pero no conmigo ni con mi hermano. Para mi esto era excelente por que yo estaba muy ocupado con mi visita a la oficina para inscribir a mi hermano y yo. Cuando llegamos a la escuela, pregunté a la primer adulto, “¿Dónde está la oficina?” Ella fue muy amable y llevó a mi hermano y a mi a la oficina. En la oficina estaba el director y algunas otras personas. Yo estaba muy intimidado y sentí que mi cara se ponía roja.


Hablé en voz baja... “Necesito inscribir a mi hermano y yo.” Lo primero que el director dijo, “Necesitas hablar más alto.” Yo sentí que mi cara se ponía más roja. Pero yo dije:

“NECESITO INSCRIBIR A MI HERMANO Y YO”

Esta vez el director me entendió. “¿Dónde están tus padres?” Podía oír desaprobación en su voz.

“Ellos están trabajando", yo respondí. La cara del director se frunció.

Con tiempo... le di suficiente información que nos pudo poner en las clases correspondientes. Me senti muy feliz que nuestro día de escuela finalmente había comenzado.

Mark Carter
17 Septiembre 2010