Sunday, April 13, 2008

El arte de conversar - Elena Bernstein




Durante los años cincuenta, cuando era niña en las afueras de Nueva York, vivía con mis padres, mi hermano y el perro. Superficialmente la familia pareció igual que cualquier otra familia. Pero, lo interesante era que durante mi juventud, en mi familia, nadie se conversaba. En lugar de la conversación, ¡nos gritábamos! Esta forma de comunicación se volvía especialmente caótica durante la cena. Con frecuencia, en la mesa de cena, mi hermano y yo nos fastidiábamos abriendo las bocas llenas de comida, ya masticada, mientras, escondíamos la acción de nuestros papás. Cuando uno de nosotros se quejó con ¡“qué asco”! De repente, mi mamá nos gritó que nuestra conducta iba a matar a nuestro papá por su úlcera. (Ahora mi papá tiene 86 años...sin úlceras).

Entre los dos, era rara la vez que podías encontrarlos entrar en una conversación real. Sus frases eran cortas y bruscas. A un observador le parecería como si no fueran amigos sino enemigos. Para mí, me acostumbraba a los silencios o los arranques. Afortunadamente, mis abuelos nos vinieron a visitar cada fin de semana. Como la mayoría de los abuelos, los míos tuvieron una abundancia de amor para nosotros. Estoy segura que me salvaron de la vida cotidiana en casa.

Al irme de la casa cuando cumplí 18 años, entré al mundo sin la habilidad normal que la mayoría de la gente tiene...el arte de la conversación.

Un día estaba pasando tiempo escuchando a mis amigos y algo se me ocurrió. Fue una observación bien útil. Mientras los miraba hablar observé que cada persona tomó un turno. Un turno de hablar y un turno de escuchar...¡como un partido de tenis! Los miraba y el movimiento de mi cabeza fue de aquí para allá y de allá para acá, de la izquierda a la derecha, y ese descubrimiento físico, me ayudó enormemente porque en mi casa nunca había rebote ni de palabras ni de ideas.

Esto ocurrió hace muchísimos años, pero desde entonces he disfrutado del arte de la conversación y en cuanto a la lección que aprendí, mejor tarde que nunca.


Elena Bernstein

12 de abril de 2008

1 comment:

JMORUA said...

He leido todas las historias y sencillamente es algo maravilloso.- Les felicito, de corazon, por el gran esfuerzo que hacen por superarse y seguir adelante en por el camino de un mejor futuro.-