Sunday, February 24, 2008

Mi padre, ¿un héroe o una desilusión? - Elena Bernstein




Pensaba que mi papa era héroe. Pero las cosas por las que le di crédito ¡nunca las hizo! Por ejemplo; Cuando era niña, iba yo al cine, y por veinticinco centavos podríamos pasar el día entero en el teatro. Nos dan dibujos animados, un espectáculo en vivo con músicos de varias escuelas, las noticias, y finalmente, la película normalmente una de vaquero. Un día las noticias que nos mostraron tuvieron que ver con jinetes, saltando a través de gigantes aros de fuego. En aquellos días pensaba que el jinete era mi papá porque una vez él me dijo que durante sus años en el internado, montaba a caballos. Como niña, necesitaba volverse un héroe.

Asimismo, pensaba que mi padre era músico que tocaba en la banda de Benny Goodman, simplemente porque él tocaba un clarinete en su niñez antes de que yo naciera.

Entonces después de dos ocasiones mis ilusiones de heroísmo se me rompieron.

El primer acto de desilusión... El primer evento ocurrió cuando yo tenía 5 años. Jugaba en el jardín de mi abuela paterna y pisé directamente en un nido de abejas. De repente estuvieron enjambrándome de todas partes de mi cuerpo y empecé a correr alrededor el perímetro del jardín, gritando ¡socorro! Vi de reojo a mi papá, no corrió a darme ayuda, sino saltaba arriba a bajo con sus brazos moviendo en una manera extraña, repetidamente, mientras él estaba haciendo muchos ruidos y gritos. Después de sufrir muchas picaduras de los abejas, estaba en la cocina con mi abuela y entró mi padre. Le pregunté ¿“por qué no vino a ayudarme”? El me respondió que trataba de distraer las abejas así que vinieran a él y dejaran de picarme. Aún con sólo 5 años, esto reconocí como una excusa muy lamentable.

El segundo acto de desilusión...Tenía un cuna para mis muñecas a los pies de la cama, llena con mis muñecas y sus mantas. Una noche oí sonidos proviniendo de la cuna. Pensaba que fueron los ratones pequeños, así llamé a mi papá. Cuando él se acercó a la cuna, observé que él tenía mucho miedo porque saltó de aquí para allá y finalmente corrió.

Secretamente, se me desapareció el respeto.

Y siguieron, pero el resto de sus actos eran mucho más severos y me causaban mucha más tristeza y rabia. Tuvieron que ver con sus acusaciones falsas y su desconfianza en mí.

No sólo se me perdió su imagen de héroe, pero me volví miedosa de muchas cosas como ratones, o el coco en la noche, y aún hoy en día, tengo que hablarme para que no me abrumen los miedos.

Ahora papá es un viejo. Claro el título de héroe se fue, pero me gusta su risa y sus chistes. Me da placer oirlo reir. Todas mis opiniones y sentimientos negativos se fueron y lo veo como un hombre que me ama, y lo perdono por todos sus errores.

Por mejor o peor las cosas ocurren y se desvanecen.

En este momento tengo amor para él. Espero que pueda disfrutar de los años que le quedan sin las penas que muchas veces acompañan la vejez.

Elena Bernstein
23 de febrero de 2008

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